lunes, 28 de mayo de 2012
Lanata y Periodismo para todos: el último chiste del periodista clown
Por Esteban Schmidt
en Rolling Stone
En su desembarco en Canal 13, el periodista apuesta otra vez por la ironía express y la sintonía gruesa con el resentimiento medio argentino hacia la clase política. ¿Había forma de que lo hiciera mejor?
Habría que verlo muchas veces para comentarlo. No. La verdad que no. Jorge Lanata hace el mismo programa de televisión desde los años 90, con cambios superficiales de staff y decorado, pero con la misma idea de que la única oportunidad que tiene de abrirse paso -lo que sea que esto represente para él- es pactar con creencias sencillas de los ciudadanos e injuriar a los seres despreciables que habitan en el centro del mundo de la fantasía que crea y recrea: los políticos.
En la primera emisión, la lija le tocó a Amado Boudou, cuyo torpe y reciente desempeño público le dejó servido el periodismo inmobiliario, el género con el que más afina y que le permite clavarle una sonda al corazón resentido del argentino que, al ver cómo vive un político, las piscinas y soláriums de sus torres, puede desatar una guerra íntima que lo enfrente radicalmente al representante que pelea el voto arriesgando prestigio, libertad y salud, y lo asocie románticamente con su payaso libertador, el showman periodístico.
Si el periodismo está hecho de urgencia, irresponsabilidad y pálpito, Lanata lo vuelve disciplina olímpica. A los pocos minutos de emisión, concluye que el vicepresidente sencillamente "es un boludo", como si hablara solo en el mingitorio de una YPF. Un plato, la verdad. Pero pasa, pasa: a menor autoestima de una audiencia, mayor es el éxito del bufón. Prueben con amigos idiotas, mírenlos reír.
En Periodismo para todos, Lanata monologa, actúa, agravia, pregunta y, por supuesto, ironiza, y todo lo hace mal, pero mucho y mucho tiempo, y eso es lo que lo hace famoso, la insistencia. Nótese que todo el set de comunicadores nacidos y criados en el pantanal de la década del 90 y a la sombra del gigantismo torácico de Lanata (Tenenbaum, Zlotogwiazda, Montenegro, Sietecase) cree que siempre debe ironizar en secuencia con momentos informativos y moralistas, y tutear, por supuesto, a los televidentes, y decir "impresionante, oh, qué impresionante", para enlazar el obvio malestar social permanente (nadie cree ser feliz). Pero así y todo, aun siendo imitadores, preguntan mejor, o son más sutiles, o tienen más información. Al hacerlo peor que todos, Lanata, paradojalmente, corona de amarillo un diario, hacer stand-up en el Maipo, regalar tierra de Anillaco en una revista, hablar de lo que no se sabe con impunidad, se sostuvo siempre por la hipnosis del vivo directo, el carisma de su antropomorfia (candidato para el circo ambulante), y ahora, en PPT, por el equipo de reidores rentados que subrayan el fin de cada noti-gag. Lanata aporta desde la tele, desde la oposición, simetría al histrionismo constante de la presidenta Cristina Kirchner, a su belicosidad injusta con cuatros de copas de la prensa; el Gordo fusila a los que le llevan la valija a los ministros y se vale de lo que hay y, llegado el caso (que llega pronto), de lo que no hay, para concluir que alguien es un chorro o un boludo, o un chorro y un boludo. Es cierto que Lanata no tiene la obligación de ayudar a que la Argentina sea un lugar más vivible, o a mejorar las condiciones o los niveles de la conversación pública, pero tampoco está obligado a usar la inmensa oportunidad que tiene de llegar a muchos sólo para extender el dominio de sus prejuicios.
No puede Lanata, se vio el primer domingo -y se verá todos los que queden-, hacer periodismo sin hacer, al mismo tiempo, humor, en ese estilo burlón, kirchnerista; pero no puede hacer solamente humor político y llevarlo lejos y alto, porque entonces se perdería de moralizar y predicar, su droga, su paliativo neurótico. Uno de sus mandamientos duros es: "No cambiarás tu punto de vista". Así, criminalizó el domingo 15 a uno de sus mejores contemporáneos, Víc tor Hugo Morales, con un archivo que prueba su cambio en la valoración de los Kirchner. No importa la profundidad del cambio, sino el crimen de haber dicho A en su momento y B en otro, comportamiento que es síntoma de salud mental y vitalidad cultural.
Para el relax, ahhh, cuando ya no hay broma, cuando ya no hay mano en la lata ni contradicciones, llega el reportaje profundo sobre sensaciones -esta vez, con Mario Pergolini-, uno de los géneros más estimados, más distinguidos, porque parece que, mientras se lo practica, se está haciendo algo grave y profundamente lírico, pero que, sin embargo, está hecho para el puro regocijo del entrevistador que saca chapa ante las masas de hacer preguntas humanas, comprometidas, sobre los múltiples pliegues del alma del entrevistado famoso -"tu padre, por qué nunca hablás de tu padre"-, que a cambio de la gauchada, de prestarse, libera carga atragantada y sale limpio y santo ante la multitud de la tele. Es puro como si. No se concreta la verdad en tamaña intimidad en HD, sino todo lo contrario, los mitos se fortifican. Nos vamos a la pausa conservadores y con nada nuevo en el bolso.
La política es cruel, con crecimiento cero, restricción en el consumo y mal pronóstico para las vacaciones, el "clima" empeorará y la estrategia de lapidación permanente que, como contraofensiva lógica, el Grupo Clarín despliega sobre el gobierno tendrá éxito, parcial o total; si no, si todo sigue bien, como nos conviene a todos, pues tendrá Lanata que irse de Canal 13, en fade, como ya se fue de tantos lados. Por Esteban Schmidt.
viernes, 25 de mayo de 2012
En un nuevo aniversario de la Revolución de Mayo
De La Paco Urondo
La recuperación de YPF y el Plan Revolucionario de Operaciones de Mariano Moreno
Por Dionela Guidi
Las principales medidas tomadas por el Ejecutivo se entroncan con el pensamiento y también con las disputas que se dieron en los orígenes de la Patria
“Toda industrialización es un intento consciente del país que la ejecuta para alcanzar la plena soberanía”
J. J. Hernández Arregui, Imperialismo y cultura
“La historiografía liberal tanto como la nacionalista de derecha [a Mariano Moreno]
lo han deformado. Y hay que restituirlo a la causa nacional”.
Carta de J. J. Hernández Arregui a Norberto Galasso
La decisión del Gobierno Nacional de expropiar el 51% de las acciones de YPF, hasta ese entonces en manos de REPSOL, reviste el carácter de estratégico no solo porque recupera para todos los argentinos el control de recursos fundamentales, sino porque además permite profundizar el rumbo hacia un Estado interventor, presente y dotado de capacidad de planificar y desarrollar políticas a largo plazo, muy diferente al Estado “mínimo”, reducido a sangre y fuego en décadas anteriores, en donde finalmente se impuso la larga noche neoliberal, etapa que, entendemos, se abre en 1976 y estalla en las calles, allá por el año 2001 con intensas movilizaciones populares, fuertemente reprimidas por el gobierno de Fernando De la Rúa. Desde entonces, nuevos paradigmas se hicieron necesarios para hacer frente a esta crisis sistémica, política, económica y social.
Pero estas medidas, entre las que se destacan la recuperación de YPF, de los fondos de las jubilaciones, de desendeudamiento con los organismos multilaterales de crédito, por mencionar algunas, se entroncan con el pensamiento y también con las disputas que se dieron en los orígenes de la Patria, producida la revolución de mayo.
El Plan Revolucionario de Operaciones, redactado por Mariano Moreno (con la colaboración de Manuel Belgrano), obra que suscitó grandes polémicas, que muchos autores consideraron apócrifa, y que Mitre en un “descuido”, “perdió” cuando le fue entregada por Eduardo Madero, manifiesta el programa del ala jacobina de la Revolución. Esta generación, influenciada por Rousseau, por el ideario de la Revolución Francesa, por los Derechos de Hombre y del Ciudadano no encontró en estas tierras el correlato de una burguesía nacional que propulsara el desarrollo económico, consolidara el mercado interno y generara las condiciones para acceder a nuevas formas de producción (Galasso, 2004). Por el contrario, a la poderosa burguesía comercial porteña poco le importaba y poco le importará la conformación de una Nación, más bien, como expresión de un proyecto antagónico a la línea morenista, solo se interesará por realizar buenos negocios con Gran Bretaña y acapara para sí las ganancias de su posición de privilegio con respecto al puerto, y a la Aduana de Buenos Aires.
Es, entonces, el Estado quién debe llevar a cabo este desarrollo, esta unificación y este cambio de sistema. Dice el Plan: “Deben todos los cabildos hacer presentes la energía del nuevo gobierno, el que se esmera por fomentar las artes, la agricultura e industria (…) se trata del fomento de las minerías de oro y plata, cuyos resultados serán pruebas fidedignas (Moreno; 1961:290) Se verá que con una cantidad de doscientos o trescientos millones de pesos, puestos en el centro del Estado para la formulación de las artes, agricultura, navegación, etc., producirá en pocos años un continente laborioso, instruido y virtuoso, sin necesidad de buscar exteriormente nada de lo que se necesite para la conservación de sus habitantes” (Moreno 1961: 297).
Más adelante, promueve el impedimento de la concentración en pocas manos de la riqueza en pos de su distribución a fin de que el goce de la misma sea colectivo: “las fortunas agigantadas en pocos individuos, a proporción de lo grande de un estado, no solo son perniciosas, sino que sirven de ruina a la sociedad civil(…) en nada remedian las grandes necesidades de los infinitos miembros de la sociedad, demostrándose como una reunión de aguas estancadas(…) pero si corriendo rápidamente su curso bañasen todas las partes de una a otra, no habría un individuo que no las disfrutase (Moreno1961: 297).
Este Plan Nacional que promulga un Estado interventor, proteccionista, monopolizador de los recursos naturales, promotor de la unidad continental para fortalecer la liberación de las antiguas colonias españolas (por ejemplo, sumando a la a las fuerzas artiguistas de la Banda Oriental, colaborando con los revolucionarios chilenos contra las tropas realistas. liberando el Paraguay del mando absolutista) es el que florece y entra en diálogo de una u otra forma cada vez que se plantea una solución popular y soberana para la Nación que aún estamos construyendo.
Afloró en el gobierno de San Martín en Cuyo, cuando se creó el ejército de los Andes y se emprendió desde allí la liberación de Chile y Perú. Afloró en la Ley de Aduanas de Rosas y en su tozuda defensa del territorio frente a la Intervención anglo-francesa, con las Montoneras Federales y su alianza con el Paraguay de los López y los blancos orientales, en la defensa de las barreras proteccionistas de Carlos Pellegrini, Rafael Hernández, etc., la denuncia del papel del imperialismo inglés a través de los ferrocarriles de Civit y Magnasco, en el programa yrigoyenista, en la prédica de FORJA, y en los gobiernos del Gral. Perón. Como contrapunto, el programa de la burguesía comercial portuaria, con Rivadavia y Mitre como principales exponentes, europeísta, de espaldas a la América del Sur, dependiente de los Imperios, apéndice de la economía de las metrópolis, sigue siendo el plan deformante que proponen las viejas élites, con su ejército de intelectuales, escribas y mercenarios de toda laya.
Hoy, el Plan de Operaciones de los jóvenes revolucionarios de Mayo, vuelve a iluminar la senda de un pueblo argentino y latinoamericano que parece decido a romper las cadenas de la dependencia política, económica y cultural para emprender el camino hacia su definitiva emancipación.
jueves, 24 de mayo de 2012
Italo Calvino - En Cloe, gran ciudad
De Las Ciudades Invisibles
En Cloe, gran ciudad, las personas que pasan por las calles no se conocen. Al verse imaginan mil cosas las unas de las otras, los encuentros que podrán ocurrir entre ellas, las conversaciones, las sorpresas, las caricias, los mordiscos. Pero nadie saluda a nadie, las miradas se cruzan un segundo y después huyen, buscan otras miradas, no se detienen. Pasa una muchacha que hace girar una sombrilla apoyada en su hombro, y también un poco la redondez de las caderas. Pasa una mujer vestida de negro que representa todos los años que tiene, los ojos inquietos bajo el velo y los labios trémulos. Pasa un gigante tatuado; un hombre joven con el pelo blanco; una enana; dos mellizas vestidas de coral. Algo corre entre ellos, un intercambio de miradas como líneas que unen una figura con otra y dibujan flechas, estrellas, triángulos, hasta que en un instante todas las combinaciones se agotan y otros personajes entran en escena: un ciego con un guepardo sujeto por una cadena, una cortesana con abanico de plumas de avestruz, un efebo, una jamona. Así entre quienes por casualidad se juntan bajo un soportal para guarecerse de la lluvia, o se apiñan debajo del toldo del bazar, o se detienen a escuchar la banda en la plaza, se consuman encuentros, seducciones, copulaciones, orgías, sin cambiar una palabra, sin rozarse con un dedo, casi sin alzar los ojos. Una vibración lujuriosa mueve continuamente a Cloe, la más casta de las ciudades. Si hombres y mujeres empezaran a vivir sus efímeros sueños, cada fantasma se convertiría en una persona con quien comenzar una historia de persecuciones, simulaciones, malentendidos, choques, opresiones, y el carrusel de las fantasías se detendría.
domingo, 13 de mayo de 2012
El Time y la mamá amamantando a su hijo de tres años
La Tapa Infame - Disquisiciones sobre la Crianza en los Tiempos que Corren
Verónica Garea
Este artículo, publicado originalmente en Grupo de Apoyo a la Lactancia Materna, comenta la tapa del último número de la revista Time -y el revuelo que está causando en el cybermundo-, en que una mamá amamanta a su hijo de 3 años, vestido de niño grande y parado en una silla.
Desde EEUU hasta Argentina, el cybermundo echa chispas sobre esta foto. Que el niño es muy grande, que es “morboso”, que una vez que los niños caminan y pueden hablar no hay que darles la teta, que amamantar a un bebé es una cosa pero esto daña psicológicamente, etc, etc. Todos opinan. Muchos critican. Algunos se horrorizan. Otros miramos con tristeza cómo se busca provocar conmoción y vender, trivializando las elecciones que algunas familias hacen sobre la crianza de sus hijos.
La tapa de la revista Time está relacionada en realidad con un artículo publicado en ese número (el último) dedicado al Dr William Sears. El Dr Sears es un médico pediatra estadounidense, que publicó en la década del 90 el libro "The Baby Book" que desafiaba el status quo en materia de crianza. El Dr Sears y su esposa Martha, coautora del libro, basaron sus recomendaciones en su experiencia como padres y en el libro “The Continuum Concept” de Jean Liedloff. El libro de Liedloff describía sus observaciones acerca de cómo criaban a sus hijos los miembros de una tribu de aborígenes en Venezuela. De estas ideas surgió el concepto de “attachment parenting” o crianza con apego.
El artículo postula que la práctica de la crianza con apego lleva a extremos, a madres que se someten a cada exigencia de su hijo. Y para ilustrar este “extremo” publica la tapa infame de la madre amamantando a su hijo que tiene 3 años pero parece de 5. La crianza con apego no promueve el extremo. La crianza con apego parte de la base de que los niños no vienen al mundo a dominar y manipular a los padres, no es necesario "domesticarlos", sino que tienen la necesidad básica de sentirse contenidos y protegidos. En épocas de nuestros ancestros cazadores-recolectores, que un bebé se quedara solo implicaba la exposición a los peligros del mundo, incluyendo predadores. Reclamar la presencia de su madre llorando era un mecanismo efectivo de adaptación para cubrir la necesidad de ser protegido. El ser humano nace completamente indefenso. A diferencia de otros mamíferos, ni siquiera puede caminar o correr para escaparse de situaciones de peligro. La necesidad de que la cabeza del bebé tenga un tamaño adecuado para pasar por el canal de parto hace que no tengamos el desarrollo neurológico definitivo y que no podamos hacer muchas de las cosas que otros mamíferos hacen al nacer. En este sentido, somos más parecidos a un marsupial que a un simio.
Entonces, la crianza con apego reconoce que el recién nacido tiene necesidades, no caprichos, y propone que la madre esté disponible para satisfacerlas. Alimento (leche materna), calor, protección, seguridad… éstas son las necesidades del niño pequeño y las satisface con su madre. Y esto dura hasta que el niño madura lo suficiente como para que otras necesidades las reemplacen.
¿Promover la independencia?
Nuestra civilización valora la independencia como un bien supremo. Ser independiente es ser maduro. Sin embargo, el ser humano nunca es independiente. A lo largo de su vida, excepto escasas excepciones, se desarrolla en un entorno social. Necesitamos entonces ser interdependientes, no independientes. La crianza con apego promueve la evolución desde la dependencia a la interdependencia, desarrollando la confianza del niño en su cuidador (madre, padre u otro) para así poder explorar el mundo y desarrollar las herramientas que le permitirán desenvolverse cada vez más solo. No hay evidencia de que los niños criados de esta manera sean más dependientes o temerosos. Sí hay evidencia de que los métodos de crianza coercitivos desarrollan temor y angustia en los niños.
El dormir solos es un invento reciente. Basta con una visita a la histórica casa de Ethan Allen en Vermont, EEUU, para ver que la gente dormía toda junta en una sola habitación. Los niños dormían con los padres. Hay culturas enteras donde los niños duermen con los padres (japoneses y maoríes, por ejemplo). La edad de destete es una construcción cultural. La antropóloga Kathy Dettwyler postula que la edad natural de destete del ser humano está entre los 2.5 y los 7 años. La sexualización de los pechos en la cultura occidental agregan un ingrediente de “tabú” para la lactancia prolongada que en realidad está en la mente del que lo registra, no del niño ni de su madre.
Respetemos a todas las madres
Cabe preguntarse entonces qué hay detrás de esta reacción en contra de la crianza con apego. ¿Es una preocupación genuina por la salud mental y el bienestar de los niños y sus madres? Sorprende entonces que no haya el mismo tipo de reacción escandalizada ante los métodos de crianza que proponen que los niños lloren hasta vomitar o que afirman que el castigo físico debe ser sistemático y fríamente administrado. ¿O es que nuestra civilización necesita seres obedientes y seguidores, que consuman sin cuestionar, que acepten lo que se les da de manera resignada y no estén convencidos de que las necesidades básicas son derechos y por lo tanto deben ser satisfechas?
Todas las madres quieren lo mejor para sus hijos. Respetemos sus elecciones. Tratemos de identificar cuáles son los prejuicios que pueden llevarnos a condenar conductas que no elegimos. Seamos abiertos y tolerantes. Todas las madres merecen nuestro respeto. Apoyémoslas como sociedad para que puedan ser las madres que ellas quieren ser y que sus hijos necesitan. Basta de falsas dicotomías, basta de juicios, basta de críticas. Sí a la libertad de elegir cómo criar a nuestros hijos.
miércoles, 9 de mayo de 2012
Caloi y Clemente en el Mundial del '78: la batalla de los papelitos
DICTADURA Y PAPELITOS
-Ya que hablás de la censura, hubo varias tiras censuradas, ¿verdad?
-Sí, muchas.
-¿Cómo se hacía la censura: venía una orden, o el propio diario conocía los límites?
-A mí no me gusta llamarle censura, porque yo no soy el editor, soy el dibujante. Yo no les llamo tiras "censuradas", sino tiras "no publicadas", para no herir susceptibilidades. Eran las tiras de la época de la dictadura. Un ejemplo: cuando asumió Galtieri dijo en su primer discurso que él era un tipo dispuesto a dar un paso adelante. Tratando de hacerla suave, lo cité, y después agregué: "Yo lo veo medio peligroso a eso de ir al frente en este momento." Y en el cuadrito final: "Estamos parados al borde del abismo." Esa fue una tira "no publicada". Pero hubo muchas.
-¿A veces había reacciones negativas con las "sí publicadas"?
-Hubo un caso. Cuando en el Clem's Clú daban los "Clementes de plomo", le otorgamos uno a "Berdando Neusta", por "felino, por gato". Porque "cada vez que salta todo pa' arriba él siempre cae parado". Se agarró una calentura enorme. En un programa, donde estaba con gente del Sindicato de Seguros, comentó que me iba a perseguir. Pero al final no pasó nada. Eso fue en el '79.
-¿Tuviste alguna otra amenaza?
-Para que te des una idea: una semana antes del golpe, supongo que no por el dibujo (no me gustaría hacer el papel de héroe, la verdad que no da para eso), empezó a llamar puntualmente un tipo a casa diciendo que me iban a matar a mí y a toda mi familia. Calculo que era un grupo de acción psicológica, que quería asustarme. Y me asusté: soy de asustarme fácil con esas cosas. Me fui a la casa de mi vieja: tenía un bebé chiquito. Y después empezó a amenazarme mi vieja, para que me fuera. (Risas) Volví, y el tipo insistía. Me levantaba mal, todos los días. Hasta que un día dije: tengo que hacer algo. Total me pueden encontrar en cualquier parte. Era recién producido el golpe. Agarré el teléfono, me calenté, y le dije al que llamaba que viniera a buscarme él y todos los que quisieran, y lo puteé de arriba abajo. No llamó más. Quedé temblando pero la cortaron. Después hubo otra cosa...
-Ya que hablás de la censura, hubo varias tiras censuradas, ¿verdad?
-Sí, muchas.
-¿Cómo se hacía la censura: venía una orden, o el propio diario conocía los límites?
-A mí no me gusta llamarle censura, porque yo no soy el editor, soy el dibujante. Yo no les llamo tiras "censuradas", sino tiras "no publicadas", para no herir susceptibilidades. Eran las tiras de la época de la dictadura. Un ejemplo: cuando asumió Galtieri dijo en su primer discurso que él era un tipo dispuesto a dar un paso adelante. Tratando de hacerla suave, lo cité, y después agregué: "Yo lo veo medio peligroso a eso de ir al frente en este momento." Y en el cuadrito final: "Estamos parados al borde del abismo." Esa fue una tira "no publicada". Pero hubo muchas.
-¿A veces había reacciones negativas con las "sí publicadas"?
-Hubo un caso. Cuando en el Clem's Clú daban los "Clementes de plomo", le otorgamos uno a "Berdando Neusta", por "felino, por gato". Porque "cada vez que salta todo pa' arriba él siempre cae parado". Se agarró una calentura enorme. En un programa, donde estaba con gente del Sindicato de Seguros, comentó que me iba a perseguir. Pero al final no pasó nada. Eso fue en el '79.
-¿Tuviste alguna otra amenaza?
-Para que te des una idea: una semana antes del golpe, supongo que no por el dibujo (no me gustaría hacer el papel de héroe, la verdad que no da para eso), empezó a llamar puntualmente un tipo a casa diciendo que me iban a matar a mí y a toda mi familia. Calculo que era un grupo de acción psicológica, que quería asustarme. Y me asusté: soy de asustarme fácil con esas cosas. Me fui a la casa de mi vieja: tenía un bebé chiquito. Y después empezó a amenazarme mi vieja, para que me fuera. (Risas) Volví, y el tipo insistía. Me levantaba mal, todos los días. Hasta que un día dije: tengo que hacer algo. Total me pueden encontrar en cualquier parte. Era recién producido el golpe. Agarré el teléfono, me calenté, y le dije al que llamaba que viniera a buscarme él y todos los que quisieran, y lo puteé de arriba abajo. No llamó más. Quedé temblando pero la cortaron. Después hubo otra cosa...
Cuando Neustadt ligó un "Clemente de plomo" y se enojó.
-¿Qué?
-Fue algo que creo me dió chapa para sobrevivir, aunque no me habían hecho nada: sí a algunos familiares o amigos, pero no directamente. Fue lo del '78, algo realmente importante: lo del Mundial. La censura era tan grande que uno ve hoy las tiras y son pueriles. Pero estábamos pendientes de por dónde podíamos meter algo, una cosita. Eso fue creando con la gente un código, muy imaginativo, donde la mayor parte de las cosas las ponía la gente. Clemente miraba a la cámara, guiñaba un ojo, cruzaba una patita, y eso ya desataba un montón de fantasías, vaya uno a saber de qué tipo. Clemente era un personaje popular entre los lectores de Clarín en el '78. Pero Muñoz empezó a hacer una campaña per se, que se sumaba a una campaña que estaban haciendo los militares, el gobierno, respecto del mundial. Se iba a realizar en la Argentina, eso ya estaba asignado. La campaña era que los argentinos tenían que comportarse bien. A los tacheros les decían que no tenían que llevar a los turistas a dar vueltas para cobrarles más, no había que empujar. Nos trataban a todos como a inadaptados. El subtexto de eso era "acá son todos unos hijos de puta, pero que no se note". Era una campaña muy agresiva, en radio, en televisión, en la prensa, bien organizadita por la Secretaría de Difusión Pública. Agregado a eso, por la de él, Muñoz decía "Y no hay que tirar papelitos. Porque ensucian la cancha y vamos a dar la imagen de un país sucio." Como si la suciedad estuviera ahí.
-Entonces intervino Clemente.
-Sí. En esa cosa que tenía uno de estar esperando el momento, Muñoz me la dejó picando. Clemente decía: "¿Cómo no vamos a tirar papelitos, si los argentinos tiramos papelitos?" Y todos sabemos que el fútbol no termina con los veintidós jugadores, sino que incorpora el marco, la participación de la hinchada, y los papelitos. Que además me gustan mucho, a mí, personalmente. Esto fue captado con una precisión increíble por la gente, que tiró mas papelitos que nunca. Al punto que la policía le sacaba los diarios a la gente. Había que pasar como ocho vallas para llegar a la cancha, para evitar los colados, etc. Entonces hacían contrabando de papelitos. Además había banderas y la gente le cantaba a Muñoz : "¡Muñoz, Muñoz, Clemente te cagó!"
-Después lo gastaste durante años a "Murióz"
-Pero no se hablaba de la dictadura, de la represión: eran los papelitos, nada más. Además había una contradicción muy grande. El audio de la cancha lo manejaba el EAM, el Ente Organizador del Mundial '78, o sea los militares. Pero el cartel luminoso lo manejaba la FIFA. Entonces los tipos que manejaban el cartel luminoso, una empresa que se llamaba Autotrol, dijeron: "Mirá, nosotros somos hinchas, y tenemos que informar de los cambios, la constitución de los equipos, tiempo de juego y hacer publicidad de Coca Cola y Café do Brasil (que eran los dos sponsors del Mundial). ¿Por qué no nos hacés un Clemente?". El cartel en ese entonces era una novedad, y ellos habían hecho un Clemente, pero era horrible. Así que diseñé con las limitaciones del tablero: formado por cuadraditos y líneas. Se los di y les di un texto "¡Tiren papelitos, muchachos!" Y ellos me pidieron autorización para cambiarlo de vez en cuando. Efectivamente, cuando iba a aparecer Argentina, aparecía Clemente, y las frases. La gente se volvía loca. En Rosario, donde la cancha de Central no tiene pista, es estrecha, tiraron tantos que no se veía nada. Entonces por los altavoces exigían que dejaran de tirar, y en el tablero, en cambio, Clemente daba manija para que siguieran tirando.
-Hubo también un merchandising tremendo de Clemente. Un poco como Mafalda.
-Sí: había malaria. Lo que pasa es que era otro público. Clemente la pegaba más abajo en la escala social. Mafalda era más de clase media, generalizando burdamente. Y había mucha alegría por el campeonato mundial. Después algunos intelectuales confundieron un poco la historia. Querían hacer sentir culpable a la gente que había festejado. Creo que en realidad lo que le pasó a mucha gente es que había celebrado antes, y ahora se arrepentía. Había celebrado el golpe, sin medir lo que se venía. Hubo una conciencia gorila que traicionó a mucha gente, especialmente a la izquierda. En ese sentido, el '78 fue un año donde Clemente desbordó por completo al medio de la historieta.
sábado, 5 de mayo de 2012
Gel: Cuatro a la mañana y cuatro a la tarde
por Alejandra Erbiti
Av. Cabildo, sábado de ofertas de fin temporada. Loquero absoluto. Camino detrás de una mujer y su hija. Pesco una conversación que me interesa. Aquí va:
(Madre le dice a una nena de entre 9 o 10 años)
—¡No! ¡Basta! ¡Cuántas veces te vas a poner!
—¡Dale ma’! ¡Una más! —insiste la nena.
—Ya te pusiste un montón.
—¡La última! ¡La última! ¡En serio! —promete la nena.
—¿Qué te dijo el doctor?
—¡Dale!
—¿Cuántas veces te lavaste las manos hoy?
—¿Hoy? —piensa la nena—. Hoy... ¡Cuatro! La madre la mira. Ellas y yo estamos esperando que corte el semáforo. La nena piensa un poco más y confiesa:
—Cuatro a la mañana y cuatro a la tarde.
—¡Sí! —suspira la madre— ¿y cuántas veces me pediste el gel?
La nena se sonríe como quien ha sido descubierto en su debilidad. La madre saca de la cartera uno de esos frasquitos con alcohol en gel, cuyos envases sé que dicen: “Sanitizante para manos sin enjuague. Antibacterial”.
—¡Yo te pongo! —dice la madre y le coloca una pizca del producto en la mano a la nena.
—¡Es poco!
—Basta por hoy. ¿Te querés enfermar? ¿Querés que perder la piel otra vez?
La madre guarda el sanitizantes en la cartera. La nena se frota las manos y tiene una expresión de resignación (esperaba un poco más).
Una mísera reflexión: ¿Los sanitizantes pueden enfermar a una niña de entre 9 y 10 años? Esta nena sufre, claramente, una obsesión compulsiva por tener las manos limpias. ¿Limpias de qué?
Quizás, la profusión de avisos publicitarios la convencieron acerca de que si no se lava bien las manos, con un producto antibacterial, puede enfermar.
¡Oh, paradoja de la vida cotidiana! ¡La nena está enferma de higiene y ya perdió la piel de sus manos una vez!
¿La volverá a perder? ¿Logrará su madre controlar el exceso de lavado de manos y aplicación de gel sanitizante?
(Nota del Editor a las madres: Para que su niña aproveche apropiadamente el gel, copie en su pen drive la imagen de abajo y vaya a una buena casa de copiados para que se lo impriman en tamaño arfiche. Luego pegue el afiche en una pared de la habitación de su niña.)
martes, 1 de mayo de 2012
"Felis día ..."
Atenas, Grecia, febrero de 2012. Reparto de comida a las víctimas de la crisis. |
Marta Mabel Rebolatti
Yo tengo una besina yamada Mónica Aidé. Le desimo La Moni. La Moni está casada con el Norber.
Se casó a los 16 porque quedó de encargue del Yoni. La Moni es ama de casa y el Norber es carnisero de Coto.
La Moni se lebanta para mandar al Yoni al colegio y se buelbe a la cama asta las onse, para aser salchicha o pati al nene que buelbe del colegio. Despué pone la ropa del labarropa, y mira Intruso mientras toma mate con la Yoli -su besina-.
Despué engancha con la Canosa y buelta al mate mientra saca la ropa del labarropa. Barre un poco, ase las cama a bese, y la mas de las bese biene de Reina´s a pedirme las Paparasi biejas y se queda chusmiando un rato.
Hoy me dise: "Felis día a todos los que somo de la mitá que mantenemo a la otra mitá del país!".
Estaba la Normita justo. La Normita tiene siete pibe y cobra asinasión familiar.
La Normita está sola porque el marido se fue y la dejó con todos los guacho. Trabaja en casa de familia, se toma el tren a las sinco, biaja colgada. Buelbe a las sei de la tarde y aí a atender a todo lo muchachito. Laba a mano, no tiene agua caliente. Se acuesta como a las dose y ni sabe quien es Rial.
Pero como cobra asinasión, la Moni la odea, porque dise que elia, con su esfuerso, la mantiene. (gracias Matias Roggero)
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