lunes, 2 de enero de 2012

Código de Faltas: Una ley inconstitucional en Córdoba

El Código Contravencional de Faltas de la Provincia de Córdoba



por María Florencia Tous

Básicamente me detienen porque soy pobre, bah, muy pobre en realidad. Siempre me falló la cara. Mi cara tiene los rasgos de un ladrón.

José Luis Bichi Luque, de Colectivo de Jóvenes por Nuestros Derechos

Los sectores que sufren el código inconstitucional de faltas son los sectores con los que más deuda social tenemos. Son jóvenes, de familias humildes que viven en barrios marginales. Es un mecanismo de estigmatización de la pobreza y una herramienta de represión social por parte de la policía.

Por aplicación del Código de Faltas de la Provincia de córdoba, una persona es arrestada cada diez minutos. Los principales motivos de estos arrestos son merodeo, consumo de alcohol en la vía pública, no portación del Documento Nacional de Identidad y prostitución molesta o escandalosa. Estas detenciones han aumentado en un 80% durante los últimos tres años. El 70 % de los arrestados son jóvenes de entre 15 y 17 años. Pueden quedar detenidos hasta 120 días por acumulación de faltas y la base de estas detenciones es la discriminación. Es decir, si un joven morocho, de tez trigueña, con gorra y escuchando la mona va caminando con su novia, quizás no sea detenido. Si ese mismo joven camina solo, probablemente sea detenido por la policía bajo la figura del art. 98: merodeo.

El Código de Faltas de la Provincia de Córdoba fue sancionado por la Legislatura Provincial, ley 8431, en el año 1994. Esta normativa contempla diferentes figuras denominadas contravencionales, las cuales no constituyen delitos en términos penales, pero sí prevén la detención o la multa como forma de castigo. Se caracterizan por ser contravenciones en las que la policía provincial actúa como juez de primera instancia, debiendo juzgar las detenciones que ella misma realiza. Esto viola ampliamente principios constitucionales: el de legalidad, de acceso a la justicia y de defensa en juicio. El principio de legalidad establece la necesidad de que la norma sea escrita, estricta y previa, para que no queden dudas sobre su contenido, establecer que conducta es delito y para exigir que la norma sea anterior al hecho que se describe como delictivo. Viola arbitrariamente este principio, por ejemplo, el art 45 del código de faltas sobre prostitución escandalosa al establecer que: serán sancionados con arresto de hasta 20 días, quienes ejerciendo la prostitución se ofrecieren o incitaren públicamente molestando a las personas o provocando escándalo. La decisión sobre qué es molestar a las personas o provocar escándalo recae sobre la policía. No hay norma que describa la conducta a penar de manera clara que habilite la defensa. Además, lo que se logra con este artículo es que las prostitutas queden detenidas hasta 120 días por acumulación de faltas y sean obligadas a trabajar en lugares cerrados dónde les quitan el 50% de sus ganancias. Haciendo así su aparición estelar el dinero.

El principio de defensa en juicio es una limitación al poder del estado. Implica la necesidad de que el acusado cuente con defensa técnica para poder defenderse de la acusación que el Estado le hace. Violan este principio los arts.19 y 23 que establecen disminución de pena por confesión y arresto.

Con respecto a la garantía de acceso a la justicia, es el derecho a acceder al órgano judicial, a deducir pretensiones, a producir prueba, a obtener un pronunciamiento justo y a recurrir ante instancias superiores. El art. 48 es vejatorio de este principio cuando ordena que se tengan por aceptadas las condenas si los interesados no las rechazaren dentro de las 48 horas.

Ahora bien, es importante saber qué sucede cuando te detienen. La policía nos acusa de estar cometiendo una falta y nos traslada a la comisaría. Allí estaremos alojados entre 1 y 3 días a la espera de la ¨planilla de antecedentes¨ Si no hay condena anterior, nos liberan. Estos días que estuvimos detenidos no fueron castigo por la falta, sino que fuimos detenidos preventivamente. Luego deberemos volver 10 o 15 días después para firmar el papel con la condena aplicada. Ahora la pregunta es, ¿qué juez dicta la condena? Respuesta insólita NINGUNO. La condena la dicta el comisario en la Capital y a veces el sub-comisario en el interior. Juro que no es broma. Esta condena quedará en nuestro registro por dos años.

¿Qué podemos hacer? Podemos apelar. Esto significa, rechazar la decisión del comisario y pedir que un juez la revise. Es decir, pedir que lo que debería haber ocurrido en primer lugar, ocurra. Para hacerlo debemos escribir APELO antes de la firma en el papel donde figura la condena. Esto es importante que lo sepamos.
Creo que ya a esta altura estamos en condiciones de declarar todos al unísono la inconstitucionalidad de este código por vulnerar derechos constitucionales como los principios ya enumerados y porque castiga alguna formas de ejercer la libertad personal y derechos como los de circular, trabajar, expresarse, entre otros.

Este código es además, discriminatorio, porque en pos de la seguridad realiza una selección estigmatizante. Esto hace que miles de jóvenes sientan sus derechos vulnerados por el solo hecho de tener una cara que coincida con el estereotipo que la policía considera como sospechoso.

Varios organismos de DDHH venimos por eso pugnando por la derogación o modificación de este Código.

domingo, 1 de enero de 2012

Gilles Deleuze: Sobre Spinoza


Caricatura de Baruch Spinoza - por Floris Slloleveld
En: Gilles Deleuze y Claire Parnet. Diálogos (1977)

¿Por qué escribir sobre Spinoza? También a él hay que abordarlo por el medio y no por el primer principio (sustancia única para todos los atributos). El alma y el cuerpo, nadie tuvo jamás una idea tan original de la conjunción «y». Cada individuo, alma y cuerpo, posee una infinidad de partes que le pertenecen bajo una cierta relación más o menos impuesta. Cada individuo también está compuesto de individuos de orden inferior y entra en la composición de individuos de orden superior. Todos los individuos están en la Naturaleza como en un plano de consistencia del que forman la figura completa, variable en cada momento. Y se afectan unos a otros, puesto que la relación que constituye cada uno supone un grado de fuerza, un poder de ser afectado. En el universo todo son encuentros, buenos o malos, eso depende. Adán come la manzana, ¿el fruto prohibido? No, es un fenómeno del tipo indigestión, intoxicación, envenenamiento: esa manzana podrida descompone la relación de Adán. Adán tuvo un mal encuentro. De ahí la fuerza de la pregunta de Spinoza: ¿qué puede un cuerpo?, ¿de qué afectos es capaz? Los afectos son devenires: unas veces nos debilitan, en la medida en que disminuyen nuestra potencia de obrar y descomponen nuestras relaciones (tristeza), y otras nos hacen más fuertes, en la medida en que aumenta nuestra potencia y nos hacen entrar en un individuo más amplio o superior (alegría). Spinoza no cesa de asombrarse del cuerpo. No se asombra de tener un cuerpo, sino de lo que puede el cuerpo. Y es que los cuerpos no se definen por su género o por su especie, por sus órganos y sus funciones, sino por lo que pueden, por los afectos de que son capaces, tanto en pasión como en acción. Así pues, no habréis definido un animal en tanto que no hayáis elaborado la lista de sus afectos. En ese sentido, hay más diferencias entre un caballo de carreras y un caballo de labor que entre un caballo de labor y un buey. Un lejano sucesor de Spinoza dirá: mirad la garrapata, admirar esa bestia que se define por tres afectos, los únicos de los que es capaz en función de las relaciones de que está compuesta, un mundo tripolar, ¡eso es todo! Si la luz le afecta, se sube hasta la punta de una rama. Si el olor de un mamífero le afecta, se deja caer sobre él. Si los pelos le molestan, busca un lugar desprovisto de ellos para hundirse bajo la piel y chupar la sangre caliente. Ciega y sorda en ese inmenso bosque, la garrapata sólo tiene tres afectos, y el resto del tiempo puede dormir durante años mientras espera el encuentro. Y a pesar de todo, ¡qué fuerza! En último término, siempre se tienen los órganos y las funciones que corresponden a los afectos de los que se es capaz. Comenzad por los animales simples, que sólo tienen un número pequeño de afectos y que no están en nuestro mundo, ni en otro, sino con un mundo asociado que ellos han sabido cortar, recortar, volver a coser: la araña y su tela, el piojo y el cráneo, la garrapata y un trozo de piel de mamífero, ésos sí que son animales filosóficos y no el pájaro de Minerva. Y llamamos señal a lo que provoca un afecto, a lo que viene a efectuar un poder de ser afectado: la tela se mueve, el cráneo se pliega, un poco de piel se desnuda. Tan sólo unos cuantos signos como estrellas en una inmensa noche negra. Devenir‑araña, devenir-piojo, devenir‑garrapata, una vida desconocida, fuerte, obscura, obstinada.

Cuando Spinoza dice: lo asombroso es el cuerpo..., aún no sabemos lo que puede un cuerpo..., no quiere convertir el cuerpo en un modelo, y el alma en una simple dependencia del cuerpo. Su empresa es mucha más sutil. Quiere eliminar la pseudo‑superioridad del alma sobre el cuerpo. Hay el alma y el cuerpo, y los dos expresan una misma y única cosa: un atributo del cuerpo es también un sentido (exprimé) del alma (por ejemplo, la velocidad). Y por la misma razón que no sabéis lo que puede un cuerpo, que hay muchas cosas en el cuerpo que desconocéis, que rebasan vuestro conocimiento, también hay en el alma muchas cosas que rebasan vuestra conciencia. Así pues, la verdadera cuestión es ésta: ¿qué puede un cuerpo?, ¿de qué afectos sois capaces? Experimentad, pero no dejéis de tener en cuenta que para experimentar hace falta mucha prudencia. Vivimos en un mundo más bien desagradable, en el que no sólo las personas, sino también los poderes establecidos, tienen interés en comunicarnos afectos tristes. La tristeza, los afectos tristes son todos aquéllos que disminuyen nuestra potencia de obrar. Y los poderes establecidos necesitan de ellos para convertirnos en esclavos. El tirano, el cura, el ladrón de almas, necesitan persuadirnos de que la vida es dura y pesada. Los poderes tienen más necesidad de angustiarnos que de reprimirnos, o, como dice Virilio, de administrar y de organizar nuestros pequeños terrores íntimos. La vieja lamentación universal sobre la vida: vivir es no ser... Y de qué sirve decir «bailemos», si en realidad no estamos alegres. Y de qué sirve decir «morirse es una desgracia», si en realidad habría que haber vivido para tener verdaderamente algo que perder. Los enfermos, del alma tanto como del cuerpo, no nos dejarán, vampiros que son, mientras que no hayan conseguido contagiarnos su neurosis, su angustia, su querida castración, su resentimiento contra la vida, su inmundo contagio. Todo es cuestión de sangre. No es fácil ser un hombre libre: huir de la peste, organizar encuentros, aumentar la capacidad de actuación, afectarse de alegría, multiplicar los afectos que expresan o desarrollan un máximo de afirmación. Convertir el cuerpo en una fuerza que no se reduzca al organismo, convertir el pensamiento en una fuerza que no se reduzca a la conciencia. El célebre primer principio de Spinoza (una sola sustancia para todos los atributos) depende de este agenciamiento, y no a la inversa. Existe un agenciamiento Spinoza: alma y cuerpo, relaciones, encuentros, capacidad de ser afectado, afectos que realizan esa capacidad, tristeza y alegría que cualifican esos afectos. Con Spinoza la filosofía se convierte en el arte de un funcionamiento, de un agenciamiento. Spinoza, el hombre de los encuentros y del devenir, el filósofo a la garrapata, Spinoza el imperceptible, siempre en el medio, siempre huyendo aunque apenas se mueva. Huyendo de la comunidad judía, huyendo de los Poderes, huyendo de los enfermos y de los venenosos. Y aunque él mismo puede llegar a enfermar, e incluso morir, sabe perfectamente que la muerte no es ni el principio ni el final, sino que tan sólo consiste en pasar su vida a otro. Lo que Lawrence dice de Whitman, ¡hasta qué punto conviene a Spinoza, es la continuación de su vida!: el Alma y el Cuerpo, y el alma no está ni encima ni dentro, está «con», está en el camino, expuesta a todos los contactos, a todos los encuentros, en compañía de todos los que siguen el mismo camino, «sentir con ellos, captar al vuelo la vibración de su alma y de su carne». Justo lo contrario de una moral de salud. Enseñar al alma a vivir su vida, no a salvarla.

N del E: He elegido una caricatura para ilustrar este texto de Deleuze, para resaltar su carácter gozoso. Para seguir un poco en la misma veta, va aquí un enlace a un posteo con más caricaturas y otras ilustraciones no convencionales de Baruch Spinoza.