Raúl Alfonsín el día que lo abuchearon en La Rural |
Alfonsín merece estar en los
espacios públicos
por Leopoldo
Moreau
En primer lugar habría que decir que Raúl Alfonsín no es patrimonio nuestro. Felizmente. Cada día que pasa se va transformando más y más en un icono de todos los argentinos. Tal vez, recién ahora está alcanzando la dimensión que ya tenía en el mundo dentro de su propia patria. Y cuando esto ocurre no solo es un justo reconocimiento a la persona sino a los valores, creencias e ideas que representa. Y no hay duda: Alfonsín representó al radicalismo nacional, popular, progresista y democrático que se ve reivindicado cuando se exalta su figura. Esto también vale para otros de nuestros próceres como es el caso de Hipólito Yrigoyen, Arturo Illia, Ricardo Balbín por mencionar algunos. ¿Alguien de nosotros se siente agraviado cuando las corrientes del pensamiento nacional o revisionista acuden a la trilogía San Martín, Yrigoyen y Perón? Nos puede resultar más o menos cómodo, pero no nos enfrascamos en una discusión inútil porque a Yrigoyen lo pueden invocar muchos sectores de la vida nacional, con sus matices, precisamente porque representó eso: las mayorías nacionales.
Por supuesto, los únicos que no lo sacarían nunca del
anonimato al que lo pretendieron condenar son los sectores oligárquicos y antidemocráticos
que combatieron, incluso, su memoria. Y de eso se trata: de la memoria histórica.
Ellos la ejercitan y tienen siempre a mano a Bartolomé Mitre, Julio A. Roca,
Carlos Pellegrini, José Evaristo Uriburu y algún Martínez de Hoz (ahora me acuerdo,
uno de los pabellones de La Rural lleva ese nombre) para regarla. Y está bien
que lo hagan. Están en su derecho. Nosotros jamás se lo impediríamos. Pero que
nosotros nos auto-prohibamos que el nombre de nuestros líderes figure en los
espacios públicos me parece un desatino. Calificar los homenajes por las
intenciones o especulaciones políticas que pueden encerrar es desmerecerlos. ¿Haríamos
eso cada vez que se propone un recuerdo de Ricardo Balbín por su abrazo con
Juan Perón?
Dicho sea de
paso, recuerdo -no por una cuestión autorreferencial- que hace unos años la Cámara
de Diputados de la Nación aprobó un proyecto de mi autoría que impuso a la
autopista Buenos Aires-La Plata el nombre de Ricardo Balbín que se puede ver en
los ingresos de esa autovía. El acto de consagración de esa denominación se
hizo en el teatro Argentino de La Plata con la presencia del entonces
presidente Nestor Kirchner. ¿Le teníamos que prohibir que asistiera porque nos
sentimos más "puros"? Tampoco hay que dejar de lado la decisión de
colocar en vida el busto de Raúl Alfonsín en la Casa de Gobierno. Si se quiere
fue un acto unilateral de la presidenta y, además, inusual porque los bustos se
instalan en ese lugar a la muerte de un ex presidente. ¿Hicimos un "escándalo"
juzgando las dobles intenciones?, ¿o simplemente lo tomamos como un justo,
sentido y merecido homenaje al "padre de la democracia" como lo califico
Cristina F de Kirchner?
El argumento
central del comunicado de las autoridades partidaria -que se arrogan la interpretación
de los símbolos e intenciones políticas de las acciones de Raúl Alfonsín-
es que esto forma parte de la "persecución" y el
"revanchismo" del gobierno contra la Sociedad Rural. En primer lugar
hay que decir que esto significa adelantar una opinión respecto a la situación jurídica
de ese predio que me parece arriesgada ya que en sede judicial se admitió el
pago de un precio vil e incluso hay procesados (Cavallo, entre ellos) por la
maniobra. Además, las propias autoridades de la Sociedad Rural admitieron que
adeudan el pago de varias cuotas de esa ruinosa operación que encaró el Estado
durante la gestión de Carlos Menen. Usar los argumentos de "persecución"
y "revanchismo" parece estar más asociado a la defensa de la Sociedad
Rural que a la defensa de Raúl Alfonsín. Dejemos que la Sociedad Rural acuda a
la justicia -que en estos días demostró no estar al servicio del gobierno como
algunos pregonaban hasta hace poco-con sus abogados. No necesitan que la Unión Cívica
Radical asuma ese triste papel. Tampoco lo necesitan otros grupos oligopólicos.
Nosotros somos "abogados" del pueblo y del interés publico. Si la
justicia determina que ese predio tiene que volver al dominio público y le
adjudican el nombre de Raúl Alfonsín será de estricta justicia (valga la
redundancia) y de paso quedarán exorcizados los fantasmas de Faustino Fano,
presidente de la SRA y activo conspirador del golpe contra Arturo Illia,
o el de Juan Carlos Ongania paseando con su carroza imperial mientras a
los jóvenes radicales que fuimos a volantear denunciando el golpe nos metían
presos. Esto último no es "revanchismo", es sólo memoria histórica.
Leopoldo Moreau es un dirigente ya histórico de la Unión
Cívica Radical
En 1972 fue co-fundador –junto con Raúl Alfonsín, entre otros- de su Movimiento Nacional de Renovación y Cambio.
En 1972 fue co-fundador –junto con Raúl Alfonsín, entre otros- de su Movimiento Nacional de Renovación y Cambio.